La minería legal en Colombia sigue siendo una fuente clave de empleo, inversión y desarrollo regional. Sin embargo, el sector enfrenta desafíos importantes: desde nuevas propuestas de ley, hasta crisis ambientales causadas por la minería ilegal.
El debate ya no es si debe existir minería, sino cómo hacerla bien. El país necesita una minería moderna, responsable, sostenible y competitiva en el mercado internacional capaz de generar progreso sin poner en riesgo los ecosistemas ni las comunidades.
Una nueva ley que divide opiniones
El Gobierno presentó ante el Congreso la llamada “Ley Minera para la Transición Energética y la Minería para la Vida”, con la promesa de transformar el modelo actual y fortalecer el papel del Estado en la actividad minera.
Aunque la intención suena positiva, el proyecto ha despertado inquietudes. Los gremios del sector han advertido que la ley es una estatización camuflada de la actividad minera, que podría frenar la inversión.
La minería ilegal: el verdadero problema
Mientras los proyectos legales cumplen licencias, estándares internacionales, auditorías y controles, la minería ilegal sigue avanzando sin freno. En el río Atrato, por ejemplo, la ONU alertó que los niveles de mercurio usados para extraer ilegalmente el oro son tan altos que ya representan una crisis ambiental y de derechos humanos
Esas operaciones no solo destruyen los ríos y selvas, sino que además afectan la imagen de toda la minería. Los que hacen las cosas bien terminan cargando con la culpa de quienes no cumplen ninguna norma. Aunque la intención suena positiva, el proyecto ha despertado inquietudes. Los gremios del sector han advertido que la ley es una estatización camuflada de la actividad minera, que podría frenar la inversión.
Un futuro que se construye con confianza
Hoy, la minería legal está en una encrucijada. Por un lado, enfrenta desconfianza, trabas y estigmas; por el otro, tiene el potencial de convertirse en un pilar de desarrollo sostenible.
El reto está en reconstruir la confianza: mostrar que detrás de cada mina legal hay familias que trabajan, comunidades que crecen y proyectos que aportan a la economía nacional y local.
No se trata de elegir entre minería o medio ambiente, sino de hacer minería que respete el medio ambiente.
Si Colombia logra ese equilibrio, la minería legal no solo será fuente de recursos, sino un símbolo de progreso responsable.Esas operaciones no solo destruyen los ríos y selvas, sino que además afectan la imagen de toda la minería. Los que hacen las cosas bien terminan cargando con la culpa de quienes no cumplen ninguna norma. Aunque la intención suena positiva, el proyecto ha despertado inquietudes. Los gremios del sector han advertido que la ley es una estatización camuflada de la actividad minera, que podría frenar la inversión.


