En Colombia, la minería es una actividad clave para la economía, pero su impacto va mucho más allá de la extracción de minerales. Cumplir con la ley es esencial, pero adoptar estándares internacionales es lo que realmente marca la diferencia.
La legislación colombiana establece las bases para una minería responsable, con énfasis en la seguridad laboral, la protección ambiental y el bienestar de las comunidades. No obstante, aunque la normativa nacional es robusta, en ocasiones no abarca todos los aspectos necesarios para lograr una minería verdaderamente sostenible y socialmente responsable.
Además, las regalías mineras han permitido financiar la construcción de hospitales, escuelas y carreteras, contribuyendo a mejorar la calidad de vida de las comunidades locales. En el Cesar, por ejemplo, se han restaurado más de 3.700 hectáreas de áreas intervenidas por la actividad minera.

Responsabilidad que trasciende la norma
Empresas como Drummond son un ejemplo claro de cómo la minería puede superar el cumplimiento normativo y adoptar estándares internacionales para generar un impacto positivo. Esta compañía, una de las principales productoras de carbón del país, ha implementado un sistema de gestión ambiental basado en la norma ISO 14001. Gracias a ello, ha logrado reducir su huella ecológica mediante el uso eficiente del agua y una adecuada gestión de los residuos mineros.
Asimismo, Drummond ha desarrollado iniciativas de restauración ambiental, reforestando áreas intervenidas, y ha promovido proyectos de desarrollo social que benefician a las comunidades vecinas.
Cumplir con la legislación colombiana es un requisito fundamental, pero adoptar estándares internacionales lleva la minería a un nivel superior de responsabilidad y sostenibilidad. Las empresas que implementan estos estándares no solo respetan la ley, sino que también contribuyen activamente al desarrollo social, económico y ambiental del país.